Belleza y unidad en San Agustín

El presente trabajo se ocupa de las ideas estéticas de San Agustín (354-430), reunidas en su texto La Ciudad de Dios. El dominio sensible, no forma parte en San Agustín del dominio del conocimiento, sino meramente de la opinión, ya que es sólo la imagen de la realidad y de la verdad, puesto que todo...

Deskribapen osoa

Gorde:
Xehetasun bibliografikoak
Egile Nagusiak: Mendiola-Germán, Ignacio, González-López, Arantzazu
Formatua: Online
Hizkuntza:spa
Argitaratua: Universidad Autónoma del Estado de México 2012
Sarrera elektronikoa:https://legadodearquitecturaydiseno.uaemex.mx/article/view/14041
Etiketak: Etiketa erantsi
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Deskribapena
Gaia:El presente trabajo se ocupa de las ideas estéticas de San Agustín (354-430), reunidas en su texto La Ciudad de Dios. El dominio sensible, no forma parte en San Agustín del dominio del conocimiento, sino meramente de la opinión, ya que es sólo la imagen de la realidad y de la verdad, puesto que todo lo que es verdadero es inmortal y eterno, mientras que lo sensible se caracteriza por su caducidad.Pero este universo, sensible y caduco, puede simbolizar lo eterno. El fondo del alma misma es verdad y conocimiento, no fe. Esta verdad es una función de larazón, eterna e inmutable, por oposición a la caducidad del mundo sensible. De esta manera, distinguimos y relacionamos los conceptos. Únicamente cuando nos ilumina la luz de la razón podemos percibir las verdades generales de las que todos los hombres participan. Pero esta Razón Suprema, que es igual para todos, planea por encima de este pobre y burdo mundo de los fenómenos. Esta verdad eterna se extiende en el seno de Dios; es inmutable, es eterno.